Aunque muchos fans de la tecnología no necesitaban tocar la Raspberry Pi antes de comprarla, la mayor parte del público potencial puede no entender muy bien este singular concepto de informática de bajo coste: es ahí donde una tienda física como esta puede ser un experimento singular para el impulso de este producto.
Como explicaba Eben Upton en The Next Web, esa presencia física les permitirá alcanzar a una audiencia a la que de otro modo no podrían llegar. "Una de las cosas buenas y malas de estar online es que tiende a clasificar a las personas en grupos de afinidad, y permite que las personas dentro de los grupos de afinidad hablen entre sí, a menudo con la exclusión de las personas que no están en el grupo de afinidad."
La elección de la ciudad inglesa Cambridge (con apenas 125.000 habitantes) es curiosa, pero para los responsables de este proyecto esta ciudad era una opción adecuada por su población y demografía, ya que hay gente que es "probablemente receptiva" a este tipo de tienda. No en vano allí se encuentran las oficinas de ARM Holdings y una de las sedes de Microsoft Research. Ahora queda por ver si efectivamente la tienda se convierte en punto de inflexión para un dispositivo que sigue asombrando por su versatilidad y prestaciones.
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